domingo, 10 de marzo de 2013

Pañuelos, átate a la moda



La sensación que experimentas cuando la suave y fina tela de un exquisito pañuelo roza levemente tu piel, solo es comparable a la caricia más grácil y sutil.

¿Qué estamos exagerando? Compruébalo y verás... Estolas, pañoletas, fulares, chales y pareos se anudan vivarachos a tu cuello, torso y cintura cubriéndote de color, exotismo y mucha originalidad. 

Agita la moda y anúdala con fuerza a tu vestuario

Nada por aquí, nada por allá y, de repente, todos los modelos que puedas imaginar. Ponte un pañuelo sobre tu traje y permite que la fantasía haga el resto. Gracias a este polifacético complemento, tus prendas más clásicas y sencillas adoptarán una forma distinta cada vez que las saques del armario. ¿Estás cansada de la imagen de seriedad que te da esa preciosa blusa? Pues no tienes más que coger una pañoleta, colocarla sobre tus hombros y atarla de forma desenfadada. Cuando el nudo esté hecho, desplázalo hacia un lado. Los lazos centrales han pasado a la historia.

Vista y tacto

Cuando adquieras una de estas piezas, centra tu atención tanto en el diseño como en los tejidos de confección. Un pañuelo se ve y, por supuesto, se toca. El modelo ideal es aquel que destaca por el color, los motivos que lo adornan y la suavidad de la tela. Aventúrate y toma entre tus manos un fular de gasa cuadrado estampado con medias lunas de colores y adornado con flecos de encaje. Todo un capricho...

Delicadeza llevadera

Pareos de seda, mantillas de cachemir, algodón o punto insertadas con cuentas resbalan por tu talle adoptado mil y una formas. ¿Cómo es posible? Enseguida te lo mostramos.

Colocarte un pañuelo con cierta gracia y buen gusto es una tarea de lo más sencilla. Aquí tienes dos originales ejemplos.
 
  • Para hacerte con un cinturón único, dobla la pieza por la mitad, de manera que formes un triángulo, y continúa enrollándolo hasta convertirla en una bandolera que puedes sujetarte a la cintura. Si tu falda o pantalón tienen presillas, pásalo a través de ellas y deja los cabos sueltos.
  • Luce una gargantilla muy singular anudando un pequeño pañuelo rectangular a tu cuello.

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